Las deudas de la sociedad, los desafíos y el futuro

Loreto MuñozDra. Loreto Muñoz

Académica de la Escuela de Ingeniería, UCEN

Estamos en el siglo XXI y observamos que los avances de las ciencias, medicina, tecnología, así como otras disciplinas han llegado cada vez más lejos; sin embargo, en términos de presencia femenina en estos campos, seguimos estando subrepresentadas.

¿Por qué ocurre esto? Son muchos los factores que influyen, pero principalmente se debe a los estereotipos pre-existentes que refuerzan la mirada machista en los espacios de trabajo, sumándose a esto la escasa información que tienen las niñas acerca de las diferentes y diversas oportunidades que tienen en el campo de STEM (Science, Technology, Engineering and Mathematics).

Las mujeres representamos el 50% de la población mundial, y esta distribución porcentual debería estar presente en todos los ámbitos, incluyendo por supuesto el científico.

En términos generales, las mujeres no competimos contra los hombres, sólo buscamos y hemos buscado a lo largo de los años, que nuestro trabajo sea igualmente reconocido, respetado, valorado y considerado sin estereotipos de género; pertenecer a un equipo de trabajo como “iguales”, lo que penosamente hasta el día de hoy no se ha logrado.

Los desafíos que debemos enfrentar día a día son muchísimos, por una parte, nuestro rol en casa, ser madres, esposas, hijas, dueñas de casa y por otra parte nuestro rol profesional; además, las mujeres debemos enfrentar permanentemente las brechas de género en muchos ámbitos, lo que nos limita o muchas veces impide participar en carreras de ciencias.

Pero, ¿Qué hacer? Las mujeres en ciencias existen y muchísimas hacen un valioso trabajo día a día; son estas mujeres quienes deben ser un modelo a seguir y actuar como inspiración y guía para las próximas generaciones. Pero para lograr este objetivo es necesario que aquellas escasas mujeres de ciencias tengan espacios, mayor visibilidad y contar con plataformas que den a conocer su trabajo y gran aporte dentro de la ciencia e investigación, promoviendo de esta forma espacios que permitan conectar a las niñas y jóvenes con científicas, y desde luego ofrecer oportunidades para que en el futuro haya muchísimas científicas de relevo.

Falta mucho camino por recorrer, y debemos comenzar por cambiar nuestra forma de pensar para lograr la real igualdad de género en ciencias, pero además nuestra responsabilidad está también en empoderar a las futuras científicas y mostrarles que este camino también es perfectamente transitable por ellas en la medida que así lo deseen.